La pregunta que os planteo viene a cuento del artículo "Ayuda al estudiante" publicado en el periódico el País el 9-12-13, y del que se hay un enlace en Pedogogía (para los que no lo hayáis visto).
El autor comenta que si los padres pudieran elegir al profesor de su hijo, siguiendo 4 parámetros (edad, experiencia profesional, expediente académico y actualización o formación continua), ellos elegirían el siguiente modelo: profesor joven (excluyendo los novatos y los cercanos a la jubilación), con no mucha experiencia profesional (entre 5 ó 10 años), con una formación continua bastante valorada y cuyo expediente no importa.
Desde que comenzamos el Máster, todos los profesores se han "rallado", repitiéndonos casi a diario, que un buen profesor no es solo aquel que conoce al dedillo todos los contenidos que versan sobre su materia, sino el que sabe transmitirlos a los alumnos utilizando diversas tecnicas pedagógicas. Dicho de manera cotidiana: aunque sepas mucho de tu materia, si no llevas a cabo prácticas didácticas innovadoras, no hay nada que hacer, el alumno no se implica.
Todos hemos pasado por las manos de diversos profesores, pero en su mayoría, han sido profesores tradicionales que se limitaban al libro de texto, apuntes o fotocopias y examen. ¿tenían algo de innovadores? Más bien no.
He decidido hacer un vídeo contando mi experiencia personal con la profesora de inglés en el instituto (amen de la creatividad que tanto nombra Agustin), y puedo darle la razón al autor del artículo en que lo primordial es tener una formación continua que te permita seguir avanzando en tu trabajo y no quedarte estancado. Lo demás es discutible, porque no necesariamente un profesor joven tiene que ser más dinámico que otro más mayor; uno novato no tiene porque ser menos profesional que otro que lleva más años ejerciendo su puesto de trabajo, etc. Dejo el debate abierto para aquellos que queráis opinar al respecto.
Tenemos que implicarnos con lo que hacemos y tenemos que ser conscientes de que depende de nosotros, de nuestra calidad como profesores, que nuestros alumnos se motiven y adquieran los conocimientos necesarios para enfrentarse a un mundo (laboral, educativo, etc.) cada vez más complicado, porque " los maestros burros no pueden sacar otra cosa más que borriquitos" y "un maestro burro no puede enseñar más que a rebuznar" (Informe Pisa 2012 por Goya).
Lara López Rodrigo
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