DE VUELTA AL “INSTI”
Sí, ya queda poco para iniciar el practicum y volver de nuevo al
instituto, pero esta vez estaremos de frente a los alumnos aunque no hayamos
dejado de ser estudiantes. ¿Cómo será la experiencia? ¿Qué nos encontraremos en
las aulas?
La respuesta a la primera pregunta no puede
ser otra que buena. A mi modo de ver la labor del profesor es de las más
enriquecedoras y gratificantes que existen en el modo en que somos capaces de ilustrar a los hombres y mujeres del
mañana. Es por ello que se establece una relación que perdura en el tiempo aunque
no seamos conscientes: todos tenemos en nuestra mente uno o varios profesores
que nos marcaron con sus clases por la pasión con que la daban y por la motivación que nos infundieron a la
hora de afrontar el estudio de su materia. Sin duda, nos han influido hasta el
punto de que los intentaremos imitar de una u otra forma en nuestras clases. Esa
relación es recíproca ya que seguro que los profesores (sobre todo con alumnos
en edades más tempranas) se molestaron la mayoría en educar a sus alumnos como auténticos
padres (en ese caso se podría decir que son los únicos padres con familia
numerosa…y creciendo).
La respuesta a la segunda pregunta, sin
embargo, si es una incógnita. En este punto resaltaría dos conceptos: la percepción del cambio y el cambio de las mentalidades.
Han pasado unos cuantos años que abandonamos
todos el instituto, pero seguro que pensamos que en nuestro regreso a él poco
habrá cambiado. El cambio existe, pero es lento y progresivo y eso impide su
percepción. Puedo citar un ejemplo desde mi propia experiencia en la misma
universidad porque, después de una etapa laboral de cinco años, volví para
rematar la carrera. Ya desde la primera clase percibí el cambio. El primer
impacto fue visual ya que la mitad de los estudiantes contaban con un portátil sobre
su mesa y al llegar el profesor, después de arrancar el ordenador (antes no existían en las aulas),
comenzó la proyección de una presentación (la era de las transparencias había
llegado a su fin, excepto para algún profesor extremadamente conservador hasta
en sus apuntes). Poco más tarde el impacto fue auditivo debido a que, cuando el
profesor inició su explicación, las teclas de los portátiles comenzaron al
unísono una peculiar banda sonora, hasta el punto de llegar a preguntarme si no
me había equivocado de clase y había entrado
por error en un examen de mecanografía. También se había implantado una
nueva plataforma (¡virtual!) a través de la cual se mandaban las tareas de clase.
Esta percepción del cambio en cuanto a
materiales será difícil de encontrar en el instituto, pero es aquí donde entra
en juego el segundo concepto: el cambio
de las mentalidades. Este cambio se produce de forma exponencial y no hay
nada más que fijarse en cómo ha cambiado la mentalidad de la generación de
nuestros abuelos con respecto a la nuestra. De la misma forma, aunque creamos
lo contrario, se habrá creado un escalón
con respecto a nuestros próximos alumnos. Entenderlo y superarlo es básico para
llevar a cabo con garantías nuestra enseñanza y su aprendizaje.
Como diría Agustín, en vuestra vuelta al “insti”…cultura juvenil.
A continuación la Unidad Didáctica nº7 referente a La colonización americana:
Póngase en relación con: Tintín en el Congo, Tintín en América, Tintín y el Loto Azul, Tintín en el país del oro negro, Tintín: Aterrizaje en la Luna y Tintín al Tibet.
Bienvenido Mero.
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