miércoles, 1 de enero de 2014

Tradición e innovación no son incompatibles.


En este debate creo que puede resumirse lo que ha sido este primer cuatrimestre del máster.

Pienso que las clases al estilo tradicional, llevadas a cabo con un estilo serio pero con entusiasmo son suficiente para suscitar el interés de algunos de nuestros alumnos, pero debemos tener en cuenta que en nuestras aulas existen alumnos menos interesados por la historia, la geografía o la historia del arte que otros. 

Por este motivo y sin quitar protagonismo a los contenidos clásicos, que a mi parecer son importantes y útiles para la vida cotidiana (aparecen constantes referencias a acontecimientos históricos obras de arte y elementos geográficos en películas, noticiarios, periódicos o conversaciones cotidianas) podemos introducir de vez en cuando contenidos relacionados con aquello que pueda llamar más la atención de nuestros alumnos, especialmente de los que tienen menos interés por la asignatura. 

Un ejemplo de tema llamativo y cercano a los estudiantes pueden ser los graffitis, cuya  naturaleza clandestina e ilegal los hace atractivos para cualquier adolescente. A través de un trabajo sobre los graffitis de la localidad los alumnos pueden tratar temas sociales e históricos, desde la historia del graffiti hasta historia política y de las mentalidades, además el profesor debe plantearse preguntas tales como: ¿Qué pretende trasmitir cada graffiti? ¿Quién lo ha escrito? ¿Por qué ha elegido este medio para expresarse? 

Los graffitis son muestra de las preocupaciones de una sociedad, de su mentalidad y sus conflictos, por lo que enseñándoles a interpretar los graffitis en cierta forma les enseñamos a interpretar la sociedad pero partiendo de lo que ellos conocen o ven a diario. Por ejemplo en Ciudad Real es común encontrarse graffitis que se quejan por las medidas llevadas a cabo por el gobierno, que van en contra de determinados grupos sociales  o que defienden una determinada ideología.















Los graffitis son un medio de expresión que refleja las preocupaciones más actuales de la sociedad debido a la naturaleza fugaz de este arte, por eso enseñarles a interpretar las pintadas y a preguntarse qué ideologías hay detrás y porqué se escribe ese mensaje en ese momento, todo ello sabiendo que generalmente los graffitis reflejan la voz de aquellos grupos políticos que no tienen medios de expresión oficiales para expresarse.  La lectura de los graffitis puede ser útil a nuestros alumnos en el futuro para aportarles una visión crítica del mundo.

Este es solo un ejemplo de tantos. En conclusión, las clases tradicionales son válidas  pero introducir de vez en cuando una actividad alternativa y atractiva para los alumnos puede ser útil para la creatividad, autonomía y sentido crítico de estos. Creo que  la educación tradicional y los métodos de innovación no deberían verse como posturas contrapuestas sino que cada profesor debe escoger de cada una aquello que considere más adecuado para sus alumnos en concreto.

Un saludo y ¡Feliz año a todos!


Inmaculada López Jareño.

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